Citas

AYUDA!

domingo, 2 de noviembre de 2008

Adíos


Decimos adiós continuamente, pero esta palabra suele resumir la frase nos vemos luego, ¿qué ocurre cuando no es así?, cuando al decir adiós a alguien sabemos que es más que posible que no la volvamos a ver, que pase a formar parte de nuestros recuerdos y sensaciones pasadas, que no volvamos a divertirnos con ella, a disfrutar con ella, a reír con ella a discutir con ella; cuando sabemos que su cara se perderá en la niebla del olvido y no recordaremos que le gustaba ni que la hacía sonreír.

Entonces una mano fría aprieta nuestro corazón mientras cada parte de nuestro cuerpo intenta retener algo de ella, nuestros ojos repasan una y mil veces su rostro para dejarlo impreso en nuestra mente, nuestras manos procuran no perder la sensación que su tacto dejó, hasta nuestro olfato trata de no perder su aroma. Entonces, nuestra garganta se cierra y aquellas preciosas y conmovedoras palabras que pensábamos decir se hacen una bola en la garganta empujando por salir traduciéndose al final en un abrazo, un beso, una caricia; mejores que todo aquello que habíamos pensado como perfecto, entonces, el -hoy en día es muy fácil mantenerse en contacto-, el -con lo fácil que es viajar seguro que nos hartamos de vernos- y todas sus variantes suenan falsos a pesar de que hasta en ese momento estábamos convencidos de ello.
Entonces, una dulce tristeza que evoca en el mismo instante todos los buenos momentos uniéndolos en un sentimiento, nos invade y si se es lo bastante maduro, lagrimas resbalan por la mejilla, si no, si somos demasiado duros y resistentes, las lagrimas caen en nuestra garganta quemando y uniéndose a la bola de palabras que ahora cae en el estomago y cuyo peso nos aplasta mientras envidiamos las lagrimas de los demás.
Entonces con pies de roca nos alejamos sin que nuestro pensamiento pueda seguirnos y dejamos atrás con gran pesar a esa persona con quien queremos estar.



David.

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Recordar es vivir