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lunes, 20 de octubre de 2008

Mi segundo hogar


Yo soy ese tipo de persona con suerte que siempre sonrie a la vida porque nací donde nací, tuve los padres, amigos y compañeros que tuve , y sobre todo por la enseñanza, fui y soy una persona con suerte, por la enseñanza que tuve.


Antes de pisar mi primera casa pase por mi segundo hogar. Mi colegio.


Como hija segunda de una familia que vivia practicamente a un minuto andando del colegio, entré en éste incluso antes de matricularme, ya disfrutaba de la enseñanza antes de tener mi propia clase.

Veía partir a mi hermana al colegio y aunque no me acuerdo de seguro pensaba: algun día yo estaré allí, y seré tan grande como ellos.


Y ese día llegó y el 15 de septiembre de 1995 entré por primera vez como alumna del Antonio Gala, conocí a algunos de los que son hoy por hoy mis mejores amigos y conocí a muchos de los camaradas que surcaron la travesía del A.G. junto ami, hasta el final.



Y los años fueron pasando, y los profesores fueron cambiando, me cambié varias veces de casa pero seguí en el mismo segundo hogar, quizás, porque sabía reconocer lo mejor...pasaron los años y mi mente se fue desarrollando... Y fui aprendiendo cosas; aprendí que no podía cortarme los pelos, ni inducir a que se lo cortaran mis amigas con las tijeras de punta redonda bajo la mesa de clase, y lo aprendí de la mejor forma, haciéndolo, y con un severo castigo por parte de Juli, aunque ahora no me acuerdo de cual fue, decidí que mi verdadera vocación no sería la peluquería; aprendí a leer, sumar y restar, con Julio, que pensaría Julio si le dijeran en ese momento que años más tarde sería una ávida lectora... aprendí a dividir por inmensas cantidades con Maria, además, con Maria aprendí que un trabajo era para trabajarlo, valga la redundancia, y desde entonces puse todo mi empeño en ellos, en cada uno de ellos, como si mis hijos fueran; Aprendí mis primeras palabras en ingles con Luisa, y mis segundas con Inma, y las dos hicieron de mi una semi-bilingüe. Aprendí lo que era el arte con Fina, con Juani, con Felisa, con Felisa aprendí de todo. Y entendí lo que era la música con Miguel, despues la perfeccioné con Jesus y Antonio... (y anque estuve apuntada en el conservatorio, he de admitir, que si no hubiera tenido buenos profesores, al final acabaría con pánico por esta asignatura) pasé a 5 y aprendí con Juani sobre la historia, naturaleza, lengua, junto con Helena y otros profesores. Y pasé a la E.S.O donde aprendí muchas más cosas de libros con Miguel Angel, Jose Antonio, Julio, quien fue mi tutor por segunda vez, Francisco, Jose Luis, Pepe, Manolo, Amaya, Inma, Mari Paz, Inma, Antonio, Alvaro, Antonio O, Marisa y Pepe Roque, porque con Pepe también se aprende.


Pero sobre todo en el Antonio Gala lo que aprendí, y lo puse en practica desde el primer día hasta el último, fue el respeto, por mis compañeros y por mi primero, por mis profesores y por lo que me rodeaba; aprendí lo que era la convivencia, las risas entre tu gente y los castigos colectivos, aprendí a ser un conjunto, a sudar la gota gorda y seguir andando por la arena hasta que dices estoy reventá, aprendí que no se tira basura al suelo, y la diferencia entre lo bueno y lo malo,lo que es que te guste alguien, lo que es la solidaridad (y me costó aprender esta palabra) y lo que es la responsabilidad; aprendí a ser una secretaria de primera mano, y a trabajar en grupo, a ver las cosas desde otros puntos de vista, a abrir mi corazón a personas que no saben abrirlo y a sonreir verdaderamente a las 8 de la mañana. Aprendí que lo duro al final te recompensa y que las lágrimas en el Antonio Gala siempre irán a parar a un hombro. Aprendí amar a la vida, aprendí a ser amiga, y a luchar por lo que creo justo.


Porque si algo es cierto, es que el Antonio Gala es un centro donde lo que realmente importa se aprende, a base de repeticiones y experiencias, podrán quejarse del dinero de las escursiones, del tiempo y miedo que se gastan, podrán quejarse de mil y una tonterías más, pero yo salí de allí como una semi adulta con plena capacidad de desición y mi desición si en un futuro sigué el centro allí y yo aquí, es que mis hijos, crezcan y aprendan en mi segundo hogar.


Felicidades, por cumplir 25 años y deseo de corazón, por mis futuros hijos, nietos, e hijos de otros que llegueis a los 50, 75 y 100, que sigan enseñando, que es lo que mejor se os da, que sigais con esta base que os hace únicos, que evolucioneis sin perder el origen, y que siempre recordeis que formaís al futuro, que sois nuestra base.


Y al final con buena educación daré las gracias a mi papa y a mi mama, que eligieron la mejor sociedad para crear mi base, base que por cierto, me encanta.

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